lasfantasiasdemisumisos: Un relato de Juan ; Como le vino esa fantasia Todo sucedió cuando yo
lasfantasiasdemisumisos: Un relato de Juan ; Como le vino esa fantasia Todo sucedió cuando yo tenía 14 o 15 años y mis padres me enviaron a Inglaterra durante el verano para estudiar Inglés. Estamos hablando de los años 80 y la vida era aún muy diferente a como es ahora tanto en España, como en Inglaterra. En los colegios todavía usaban los castigos corporales con frecuencia (no tanto aquí que ya era sólo ocasional, pero allí, aún sí que eran frecuentes). Aunque vivía con una familia, en el horario escolar íbamos a un colegio con otros extranjeros, donde estudiábamos inglés. En el mismo colegio, había también ingleses, pero resultaron ser aquellos chicos que tenían clases de refuerzo durante el verano porque habían suspendido durante el curso. Ellos tenían muchas más horas de clase, en un régimen más estricto y no se mezclaban con nosotros, salvo en el patio o a la hora de la comida. De aspecto muy británico y aunque nosotros ni siquiera la conocíamos, el colegio tenía una directora de unos 45 años, bastante bajita, pelirroja, pecosa y de curvas pronunciadas, aunque no estaba gorda en absoluto. Siempre vestía una falda por debajo de la rodilla, una camisa relativamente ceñida pero sin mangas (y eso que a pesar de ser verano allí poco calor hacía) y unos zapatos de tacón. Por la mañana siempre estaba en la puerta controlando la entrada y de vez en cuando, se daba paseos por el patio y el comedor, pero apenas hablaba con ninguno de los extranjeros. Los ingleses la llamaban “redhead demon” (demonio pelirrojo) y era su terror porque por lo visto, era la encargada de los castigos por lo que todos huían de ella tan lejos como podían. Descubrimos el porqué, en una ocasión en la que hubo una pelea en el patio entre ingleses y extranjeros. Uno de los implicados resultó ser mi mejor amigo. Cuando los profesores lograron parar la pelea, fuimos conducidos al edificio principal donde estaba el despacho de la directora pelirroja. Tan pronto como se enteró de lo sucedido nos abroncó a todos los implicados en general y dijo que todos recibiríamos nuestro castigo pero en especial, preguntó quiénes eran los dos muchachos que se habían peleado. Tanto mi amigo como su contrincante inglés (rubio y bastante chulito) caballerosamente y sin miedo, levantaron la mano. Ella los mandó entrar a su despacho mientras a los demás nos ordenó que esperáramos fuera. Ni tan siquiera se molestó en cerrar la puerta, que quedó lo suficientemente entreabierta para que fuéramos conscientes, oyéramos y en parte viéramos, lo que sucedía en el interior. Al más puro estilo de las películas inglesas, ella tomó una vara y les mandó bajarse los pantalones e inclinarse sobre la mesa. Uno tras otro (primero al inglés y luego mi amigo) les golpeó una docena de veces a cada uno. Los gritos desde fuera se oían estremecedores. Cuando por fin terminó, los dos chicos salieron delante de ella, llorando lágrimas como si fueran niños pequeños y apenas eran capaces de caminar. Mi amigo se tuvo que apoyar en mi hombro para no caerse y para que le ayudara a caminar hasta los vestuarios. Antes de dejarnos marchar, a todos nos mandó copiar 1000 veces “Las peleas entre alumnos estaban terminantemente prohibidas en el colegio”. Desde que al día siguiente por la mañana le fuimos a entregar las copias, no volví a cruzar palabra con ella, pero desde entonces, esa mujer fue como una diosa para mí. Representaba todo el poder que una mujer puede tener sobre un hombre en este mundo. -- source link