Una zona sagrada. Por Carlos FuentesLas sirenas no le cantaron. La nave perdida pasó en silencio fre
Una zona sagrada. Por Carlos FuentesLas sirenas no le cantaron. La nave perdida pasó en silencio frente a las islas encantadas; la tripulación sorda imaginó esa tentación. El jefe amarrado dijo haber escuchado y resistido. Mintió. Cuestión de prestigio, conciencia de la leyenda. Ulises era su propio agente de relaciones públicas. Las sirenas, esa vez, solo esa vez, no cantaron: la vez que la historia registró su canto. Nadie lo sabe, porque esas matronas de escamas y algas no tuvieron cronistas; tuvieron otros auditores, los fetos y los cadáveres. Ulises pudo pasar sin peligro, Ulises solo deseaba protagonizar antagonizando: siempre, el pulso de la agonía; nunca, el canto de las sirenas que solo es escuchado por quienes ya no viajan, ya no se esfuerzan, se han agotado, quieren permanecer transfigurados en un solo lugar que los contiene a todos. -- source link
Tumblr Blog : nalgasylibros.tumblr.com