#RelatoCortoUNA LECHUZA EN LA ANTÁRTIDAEs pequeña y pálida. La mirada de sus grandes ojos inmóviles
#RelatoCortoUNA LECHUZA EN LA ANTÁRTIDAEs pequeña y pálida. La mirada de sus grandes ojos inmóviles es viva y penetrante. Se llama Ágata y es… una lechuza. La simpática ave, vivía en un oscuro hueco de un viejo edificio. Adoraba los rincones en penumbra y no conocía otro paisaje que el de los Yungas bolivianos. El lugar en el que había nacido, mezcla de verdes laderas, precipicios, cascadas y cálidos valles. A pesar de la belleza que contemplaba diariamente, la joven lechuza ansiaba conocer nuevos parajes. Su instinto le decía que, lejos de allí, había maravillas por descubrir. Un día, en una de sus batidas, acertó a pasar por el lugar en que Yachay, el anciano y sabio búho, explicaba historias a las jóvenes rapaces que, con los picos abiertos, miraban maravillados al maestro, pendientes de cada una de sus palabras. –Pues veréis, –decía en aquél momento Yachay, a preguntas de uno de sus avispados alumnos, –sólo hay un lugar en el mundo en el que no hay lechuzas. Es un territorio muy lejano, llamado Antártida. Antártida, Antártida, el nombre sonaba una y otra vez en la cabeza de Ágata que, en aquél mismo instante tomó la decisión de ser la primera en llegar a aquél ignoto y maravilloso paraje. Dicho y hecho. Sin una mirada atrás comenzó el arriesgado viaje. Como es un ave nocturna, volaba de noche y descansaba de día. Lenta y silenciosamente, abandonó los paisajes bolivianos, para sobrevolar la inmensa cordillera de los Andes. Un viaje extraordinario e inimaginable para una pequeña lechuza. Al llegar a la Tierra del Fuego, estaba exhausta. No obstante, hizo un último esfuerzo, para desplomarse, finalmente, en una preciosa bahía, rodeada por el hielo. Al recuperar la conciencia quedó sobrecogida por la belleza del contraste del límpido cielo azul, con el blanco del hielo y la nieve. Ya no podía más. Estuviera donde estuviera, su viaje había terminado. De repente, en medio de su aturdimiento, escuchó una algarabía. Ágata miró estupefacta como se acercaban a ella decenas de una especie de aves, de color blanco y negro, que caminaban erguidas de una manera muy graciosa. Se detuvieron a unos pasos de ella, mirándola con curiosidad y ladeando la cabeza. La más atrevida se acercó y le dijo: –Perdona el alboroto, pero es que no habíamos visto nunca un ave de tu especie. ¡Bienvenida a la Antártida! Por Carmen Figueras -- source link
#cuentos#short fiction#antartida#lechuza#bolivia#yungos#cordillera andina#carmen figueras